El último día de 2020, el ministro de Educación, Raúl Figueroa, ya adelantaba que para 2021 «la presencialidad en el sistema educacional debe ser una prioridad». En enero de este año, el Mineduc elevaba en $7 mil millones el presupuesto para colegios públicos y a menos de dos semanas de la llegada de marzo, una cosa es clara para el Gobierno: las aulas deben estar disponibles para recibir a los alumnos el lunes 1 del próximo mes.
La medida ha generado oposición con el Colegio de Profesores y algunos alcaldes, que citan el proceso de vacunación y las venideras elecciones de abril como obstáculos para habilitar los recintos educativos. Por eso, proponen que el retorno a la presencialidad se dé gradualmente a partir del 15 de abril.
Fue para acercar posiciones que este miércoles el Colegio de Profesores se reunieron con el Consejo Asesor Educacional, cita a la que también asistieron las asociaciones de alcaldes. Aunque desde el gremio de docentes aseguraron que no se obtuvieron respuestas ni acuerdos en la instancia, desde el Mineduc afirmaron que se llegó a consensos importantes. Y es que la convicción de la cartera de que abrir las escuelas y liceos es indispensable, tiene bases difíciles de remover. Su convencimiento, dicen en el edificio de Alameda, se basa al menos en tres premisas fundamentales.
La pandemia no es una incógnita
Las clases presenciales se interrumpieron por primera vez en marzo pasado, pocas semanas después de que el virus llegara al país y comenzara aquí su rápida expansión. En un principio, se desaconsejaba el uso de mascarillas y hoy se recomienda incluso usar un tapabocas de género.
Es solo uno de los ejemplos de cómo ha avanzado el nivel de conocimiento sobre el funcionamiento del SARS-CoV-2. El escenario hoy no es el de incertidumbre que había en marzo pasado, dicen en el Mineduc, porque ahora se conoce que la transmisión del virus se da por vía oral y que resguardos como la distancia física, la protección de las vías aéreas y la desinfección son efectivos para evitar los contagios.
«Ahora sabemos controlar la pandemia y su manejo es conocido», explican fuentes dentro del Ministerio. «También se conoce el impacto y se generaron lógicas de control que evitan la transmisión», dicen.
Un consenso internacional
El 15 de enero de este año, la Unicef publicó un documento con su posición oficial frente al regreso a clases físicas en 2021. «Es fundamental priorizar los esfuerzos para regresar a la educación presencial en las mejores condiciones posibles de seguridad en todas las escuelas», dijeron desde el otro lado de la cordillera.
En general, existe consenso en organizaciones internacionales en torno a que «el impacto del cierre de las escuelas ha sido devastador a nivel mundial, afectando los aprendizajes, la protección y el bienestar de niños, niñas y adolescentes».
En agosto, las Naciones Unidas pedían el retorno para evitar «una catástrofe generacional». Ya en noviembre pasado, la Organización Mundial de la Salud defendía la necesidad de mantener los recintos educativos abiertos, pidiendo «asegurar la enseñanza para nuestros hijos», como afirmó el director para Europa de la OMS, Hans Kluge.
Fuente: Emol.com