La pandemia causada por el virus Covid-19 ha generado una incansable búsqueda de su tratamiento a nivel mundial. En ese sentido, diversos organismos sociales han doblegado sus esfuerzos para dar respuesta a una crisis sanitaria que nos afecta en todas sus formas.
En ese sentido, la cooperación internacional se ha vuelto una cuestión esencial en estos tiempos delicados. Ejemplo de ello es el llamado que han hecho las naciones anglófonas para desarrollar habilidades en idiomas extranjeros. A fines del 2020, las Academias Británica, Americana de Artes y Ciencias, Australiana de Humanidades, Australiana de Ciencias Sociales y de la Real Sociedad de Canadá sostuvieron que la crisis sanitaria merece que gobiernos, políticos y educadores deben tomar acciones tendientes a aumentar la capacidad de acceso a la enseñanza de idiomas extranjeros.
En específico, estas academias destacan el rol que el conocimiento sobre un idioma juega a nivel internacional, especialmente para investigadores, gobernantes y trabajadores de la salud, quienes requieren compartir información precisa y colaborar de manera efectiva. Por otro lado, estas organizaciones plantean que educar en diferentes idiomas ha demostrado ser complejo en países angloparlantes; en particular, estas naciones no instruyen a suficientes hablantes de otros idiomas diferentes al inglés. Las academias critican a los países angloparlantes por no considerar las complejidades y posibilidades del multiculturalismo al imponer la necesidad de que el inglés se convierta en una lengua universal. De esta manera, proponen que las naciones no se han enfocado lo suficiente en la necesaria preservación, mantención y fortalecimiento de otras comunidades lingüísticas con los que cohabitan.
Como país, este llamado nos invita a reflexionar en la construcción de una política pública que, amparada en instituciones públicas y privadas, promueva la enseñanza de distintos idiomas y culturas, garantizando la cooperación con otras naciones y abordando en conjunto los desafíos del siglo XXI.