Con la llegada de la pandemia, el uso de mascarillas en los centros educativos se perfila como una de las últimas grandes cuestiones a resolver en los próximos meses. El reto es saber cuándo y cómo hacerlo para ir retirando la mascarilla y evitar que se disparen los contagios entre el único grupo de población sin vacunar y que esto, en el peor escenario, cause una nueva ola.
Clara Prats, investigadora en Biología Computacional de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) en España, divide el problema en tres pasos consecutivos a tener en cuenta: la entrada del virus en los centros escolares, la transmisión que este alcance en su interior y la posibilidad de que los menores pasen a ser un foco de contagio hacia el resto de la población.
Sobre el primero, Prats explica que “el 70% de los alumnos se contagian fuera de los colegios, por lo que la variable más importante es lograr una incidencia baja entre la población”, consigna El País. Durante casi todo el curso pasado, en España la incidencia a 14 días se mantuvo por encima de los 200 casos por 100.000 habitantes, con dos meses durante la segunda y la tercera ola en los que superó los 500.
El descenso de contagios conseguido ahora gracias a las vacunas ha reducido este indicador a menos de 60 casos. Quique Bassat, epidemiólogo e investigador ICREA en el ISGlobal de Barcelona, considera que lo “conveniente” sería retirar las mascarillas de las aulas cuando el parámetro esté por debajo de los 25. “Una incidencia baja nos asegura pocos casos y contagios aunque los niños no estén vacunados”, añade.
Estudios publicados en Estados Unidos muestran que los colegios que no exigen a sus alumnos llevar mascarilla tienen 3,5 veces más posibilidades de sufrir brotes que aquellos que sí lo hacen.
Los expertos coinciden en descartar que, con cerca del 80% de la población inmunizada, los colegios puedan convertirse en el foco de una nueva ola, incluso si con la retirada de las mascarillas se produce un aumento de casos en los centros. “Tenemos la ventaja que los brotes entre niños son pequeños y, con la vigilancia adecuada, será posible detectarlos y contenerlos a tiempo”, afirma Bassat.
En este escenario, consolidar la tendencia a la baja de la incidencia en España se perfila como el factor más importante para hacer posible la retirada de las mascarillas en los colegios. “Hace falta esperar dos o tres semanas más para ver que el regreso a la actividad educativa y laboral no cambie la tendencia. El año pasado lo hizo, pero entonces aún no contábamos con las vacunas”, recuerda Prats a El País.